La sociedad no sabe que hacer ante carga excesiva de información sobre Covid-19: UAM
El doctor Soto Ramírez enfatizó la necesidad de habilitar y dotar a la población de códigos de desciframiento que la ayuden a distinguir entre datos verídicos e inventados.
La carga excesiva de mensajes sobre el coronavirus detonó en detonó “un atragantamiento informativo” que dificulta a la sociedad mexicana discernir entre verdad y ficción.
El doctor Juan Soto Ramírez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), dijo que la gente se encuentra desesperada por no saber qué hacer con la carga excesiva de información.
“Lo más sorprendente es que esa confusión no está relacionada con el grado de escolaridad –como podría suponerse– sino con las capacidades de discriminar las referencias y adquirir códigos de desciframiento para distinguirlas”.
El académico del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa, dijo que en “México somos 128.3 millones de personas –51% mujeres y 49% hombres de las cuales 89% usa el teléfono móvil, 69% Internet y redes sociales, y hay un predominio de mujeres en cuanto a redes sociales y social media”.
La desesperación “por recibir likes o una palmadita digital obedece a que estamos en una sociedad que recompensa ser el primero en compartir algún reporte”, además de que los noticieros presentan sus contenidos como si se tratara de un espectáculo, ante lo cual es importante corroborar, respirar un poco, calmar la ansiedad y no caer ante mensajes mal intencionados.
A partir de analizar cómo se mueven los datos, el profesor de la UAM identificó cinco tipos de discursos que circulan alrededor del coronavirus: el negacionista, caracterizado por la idea de que la pandemia es sólo un invento surgido de un pensamiento cristiano bien arraigado relacionado con la noción de ver para creer.
Como un subtipo del anterior está el negacionismo optimista, que considera fácil el contagio de la enfermedad, pero que ésta no es tan letal como se pudiera creer si se compara con el sarampión, el dengue o la diabetes, lo cual está revestido de una idea adormecedora con efectos narcóticos.
El segundo es uno conspiranoico-funcional que considera el virus un arma biológica que China utiliza contra Estados Unidos o viceversa para controlar y desarticular las protestas sociales; ante el incremento de la población global, “e incluso una forma alienígena de vida”.
El tercero podría denominarse espíritu conspiranoico-capitalista, al asegurar que el COVID-19 fue creado en un laboratorio que después vendería la vacuna para el fortalecimiento de la industria médica, por lo que “estos discursos están cercanos a la lógica de la desigualdad financiera; auguran que detrás de la pandemia el capitalismo quedará suficientemente debilitado para desaparecer, y se avecina un nuevo orden mundial, económico y social.
“Esto deposita en el virus el espíritu de cambio social que tuvieron las revoluciones del siglo XX, pero que fracasaron”, subrayó el doctor Soto Ramírez.
El cuarto tiene un corte metafísico en el que el universo se concibe como un ser viviente gigantesco y la Tierra como una especie de microorganismo alojado en él, al sostener “que el cambio climático, los terremotos, los huracanes y las pandemias son formas de autorregulación del planeta que quizá quieran exterminarnos a través del germen”.
El quinto tipo, nombrado científico-especulativo, mezcla el conocimiento de epidemiólogos con el popular, lo cual puede arrojar a la gente a una situación de miedo y confusión generalizadas frente a la desconfianza y el descrédito de los medios y aun de la ciencia.
El doctor Soto Ramírez enfatizó la necesidad de habilitar y dotar a la población de códigos de desciframiento que la ayuden a distinguir entre datos verídicos e inventados, así como entre una noticia sujeta a políticas editoriales y otra carente de rigor periodístico, en virtud de que “la cultura del conocimiento no significa acumular información, sino saber discriminarla”.