La “mañanera” ha cambiado la dinámica de comunicación política, la agenda nacional y el debate político
Es el único presidente del mundo que dedica unas 10 horas a la semana para dar una conferencia de prensa. Durante unas dos horas diarias de lunes a viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador aprovecha para posicionar un tema, atender cuestionamientos de la prensa, responder a sus detractores y hasta atender a los simpatizantes […]
Es el único presidente del mundo que dedica unas 10 horas a la semana para dar una conferencia de prensa.
Durante unas dos horas diarias de lunes a viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador aprovecha para posicionar un tema, atender cuestionamientos de la prensa, responder a sus detractores y hasta atender a los simpatizantes que le han pedido abrazos.
Con un “buenos días” y “ánimo”, desde el 3 de diciembre de 2018 el político tabasqueño de 65 años entra alrededor de las 07:00 horas al salón Tesorería de Palacio Nacional.
Apenas pone un pie en el salón y su imagen ya están en miles de pantallas de televisión, dispositivos móviles y teléfonos celulares en todo el país.
Para Jesús Ramírez Cuevas, Coordinador General de Comunicación Social y vocero del Gobierno de la República, este ejercicio ha cambiado toda la dinámica de comunicación política, la agenda nacional, debate político, la repercusión en los ciudadanos y las redes sociales.
Dice que representa una contribución del gobierno de México a la democratización del país y de rendición de cuentas de las acciones que lleva a cabo el gobierno federal.
Ulises Corona, académico de la UNAM y politólogo, afirma que con esta exposición diaria cambia la dinámica del primer mandatario con los medios de comunicación y la ciudadanía
“Al inicio fue sensacional las famosas mañaneras, después vimos a muchos periodistas a modo y de medios ni siquiera conocidos con preguntas fáciles de contestar”, comenta.
“LAS DESMAÑANADAS”
Hasta el viernes 11 de octubre el presidente López Obrador ha encabezado 217 conferencias de prensa matutinas o las “mañaneras” como se le conocen.
Desde las 05:30 horas llegan a Palacio Nacional en dos camionetas personal del Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales (Cepropie), los encargados de grabar y enviar la señal de televisión unos 20 camarógrafos, técnicos, asistentes.
Una media hora después, llegan los traductores de señas y elementos de Logística.
En la calle de Moneda, en uno de los costados del recinto histórico, desde las 04:30 horas aproximadamente se forman los reporteros, publicistas, representantes de medios de comunicación y militantes del partido Morena que se presentan como periodistas independientes para conseguir en la primera o segunda fila, que es donde preferentemente el presidente otorga la palabra.
Para ingresar a la “mañanera” se debe completar un proceso de acreditación en donde se requiere comprobar que es miembro de un medio de comunicación, ya sea de los considerados tradicionales como periódicos, radio o televisión, o de los medios digitales, canales de YouTube y redes sociales.
Además de comprometerse a acatar un reglamento como no entregar documentos al presidente, no gestionar por un tercero o realizar un negocio o de lo contrario, se le retirará la acreditación.
Tras el escaneo de los gafetes, se ingresa al salón Tesorería, se tienen que cumplir las medidas de seguridad como pasar arcos detectores de metales es supervisados por elementos de la policía militar, los encargados de la seguridad del recinto.
INICIA LA “MAÑANERA”
El escenario es sencillo: Un templete de madera con un fondo de tela de color guinda, oro y blanco (similar a la cromática del partido Morena), una pantalla de casi dos metros de altura empotrada, un atril de madera, acero con micrófonos y las sillas para los invitados.
En la mayoría de los días, posiciona un tema, presenta un programa o un informe. Después inicia la sesión de preguntas.
En uno de los costados, en los pasillos se ubican los traductores de señas. En el interior está el vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas, acompañado de Jesús Cantú, director general de Estrategia de la Presidencia. Ambos de pie, al igual que el primer mandatario.
A su lado, está un equipo de tres funcionarios encargadas de subir a la pantalla las presentaciones de los secretarios, informe y videos.
En tiempo record tiene que localizar el material que necesita el presidente para sus exposiciones ya sea un documento, fotografía y por ejemplo, buscar la carta Adolfo López Mateos sobre la nacionalización de la industria eléctrica, la cual fue leída por Ramírez Cuevas el 26 de septiembre de este año.
En el otro costado, está Leticia Ramírez, la encargada de atención ciudadana de la Presidencia, quien también se mantiene de pie. Está atenta a las peticiones que generalmente llevan los reporteros o enviados de medios en los estados.
Apoyado en el atril, acepta la mayoría de las preguntas de los asistentes a la conferencia. López Obrador en tiempo real da instrucciones para que los secretarios de Estado informen sobre algún tema en particular en conferencias de prensa convocadas ese mismo día durante la mañanera.
Entre las filas, el personal de Logística en cuclillas está atento para entregar el micrófono cuando alguien solicite la palabra.
CAPTAN ATENCIÓN EN REDES SOCIALES
Ramírez Cuevas destaca que tienen una mayor interacción con los ciudadanos en los canales de redes sociales como YouTube (un millón de suscriptores), Facebook (6 millones 749 mil seguidores), Twitter (6 millones 80 mil seguidores) y Spotify.
Los días de mayor impacto y circulación son los lunes, martes y viernes. El resto de los días depende de los temas tratados en las conferencias como salud, programas como “Sembrando vida” o de combate a huachicol.
“Hay una interacción bastante grande, nosotros calculamos que entre tres y cinco millones de personas ven la mañanera, es el promedio y con sus picos dependiendo de los temas, coyuntura y debate nacional”, expone.
“LISTA COMPROMETIDA”
En promedio, asisten unos 100 reporteros, camarógrafos, fotógrafos, asistentes, técnicos y personal de Logística.
La más codiciada en la primera fila ya que es donde da la palabra con regularidad. Es común observar a representes de medios digitales o vendedores de publicidad de revistas en ese lugar.
En casi todo el salón se observa cómo todos levantan la mano derecha para solicitar la palabra. Algunas de las preguntas al primer mandatario son sobre temas coyunturales o de interés nacional como las condonaciones de impuestos, presupuesto, apoyos a víctimas de la violencia o reacciones a declaraciones políticas.
Otros de los que preguntan aprovechan para lanzar acusaciones contra empresas, personajes políticos o hasta expresarle su total respaldo como sucedió el 28 de junio cuando un reportero se asumió como el “palero oficial del presidente”.
Y aunque el reglamento lo prohíbe, algunos levantan la voz o le piden abrazos como se registró el 29 de agosto cuando una conductora de una radio en Estados Unidos le pidió un abrazo. Hasta con un beso se fue.
Ante el gran cúmulo de preguntas, el presidente optó por apuntar en una lista a los que quedan pendientes para que las expongan al día siguiente.
“Ya no vamos a estar apuntando en la lista, porque ya queda muy comprometida la rueda de prensa”, reconoció López Obrador el 24 de septiembre.
Sin embargo, al día siguiente se continuó con la misma dinámica. Algunos de los asistentes se esperan al final de la conferencia para levantar su mano y ser anotados en la lista asegurando su turno para preguntarle al presidente.
“Eso es hacer trampa”, criticó una reportera el 10 de octubre.
Luego de que en diversas columnas periodísticas se detalló que varias de las preguntas que se realizan al primer mandatario son pagadas por terceros, el Coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia señaló que los primeros afectados serían los periodistas asistentes.
“Si hay una sospecha de que las preguntas tienen jiribilla, tienen interés o están pagadas eso no nos corresponde eso de entrada, no es responsabilidad nuestra. Tenemos que atender este asunto si hubiese algún tráfico de preguntas, pero se nuestro lado no hay ni censura previa, ni se piden las preguntas que harán los periodistas. No hay manera de que las preguntas van dirigidas”
Afirma que esa práctica es contraria a la ética periodística.
También rechaza que desde la Presidencia se propongan preguntas a modo. “Esta versión de que está construida, de que nosotros inducimos y tenemos una legión de periodistas o youtubers es producto de la fantasía de quienes lo escriben porque nada de eso es cierto”, afirma.
Asegura que cuando se tengan pruebas de una transacción en las preguntas se denunciará porque es contrario a la ética.
De acuerdo a testimonios de reporteros que asisten a las conferencias, a algunos les han ofrecido de mil a cinco mil pesos por realizarle una pregunta al Presidencia. Los reporteros consultados han dicho que rechazaron el ofrecimiento.
Corona advierte que la mañanera se ha convertido en un juicio en donde se señala a los buenos, de los malos, de los honestos y los corruptos, ya que se estigmatiza a políticos, empresarios e instituciones, los cuales después tiene que salir aclarar diversas situaciones.
¿SE DESGASTA LA FIGURA PRESIDENCIAL?
El vocero del gobierno de la República reconoce que este ejercicio de deliberación y exposición pública tiene sus riesgos como el desgaste tras encabezar 217 conferencias de prensa matutinas.
“Hay que tomarlo al revés, en lugar de decir que si el presidente de desgasta o no habrá que reconocer el esfuerzo del presidente de la República por estar desde temprano atendiendo los problemas del país, la agenda de seguridad y luego exponerse frente a los medios y responder cualquier pregunta”, indica.
Dice que se tiene que valorar otro aspecto, ya que con las “mañaneras” López Obrador humaniza la figura presidencial, se informa a los ciudadanos y se muestra como una figura a la que se le puede interpelar y preguntar, situación que no se vivió en otros sexenios.
Para Ulises Corona, el primer mandatario repite un mismo discurso durante dos horas.
“Aún cuando su carisma todavía le permite decir que no está de acuerdo, que tiene otros datos, me canso ganso, el carisma también se desgasta y la personalidad del presidente, empieza a tenerse un escollo”, advierte.
Señala que cada vez las pausas del presidente son más largas, “el tono del presidente es más repetitivo, sino que hasta cansado, cada vez se le agotan las ideas sorpresas, las frases fuerza y los argumentos chispa”.
LOS SECRETARIOS ASISTEN A LA MAÑANERA
En las 217 conferencias de prensa matutina, ha desfilado casi todo el gabinete legal y ampliado del presidente López Obrador.
Al que no se he la visto en el salón Tesorería es al responsable de todo el padrón de los programas sociales y a los servidores de la nación, Gabriel García, coordinador General de Programas del Desarrollo.
Los que más apariciones tienen en las conferencias son los integrantes del gabinete de seguridad como los secretarios de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, y de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; así como el canciller Marcelo Ebrard en más de 20 ocasiones.
Otros funcionarios que también asisten con regularidad son la secretaría de Energía, Rocío Nahle; los directores generales de Pemex, Octavio Romero, y de CFE, Manuel Bartlett; y Ricardo Sheffield, titular de Profeco, quien presenta todos los lunes el comparativo de quién es quien en los precios de los combustibles.
Jesús Ramírez Cuevas quien ha tenido que subir al templete para presentar campañas para desalentar el consumo de las drogas o responder a cuestionamientos.
Las que han estado hasta en cuatro ocasiones son las secretaria de Cultura, Alejandra Frausto; de la Función Pública; Irma Eréndira Sandoval y de Economía, Graciela Márquez Colín, así como el titular de la SHCP, Arturo Herrera.
Otros han tenido pocas participaciones y guardan bajo perfil como los secretarios de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano y Turismo, Román Meyer y Miguel Torruco, así como el titular del Infonavit, Carlos Martínez Velázquez.
LOS CAMBIOS EN EL SALÓN TESORERÍA
La “mañanera” se transmite desde el salón Tesorería, el cual ha sido constantemente acondicionado.
En otros sexenios solo se ocupaba para eventos especiales, visitas de primeros Ministros y Jefes de Estado. Ahora, la actividad es casi diaria.
El 3 de diciembre de 2018 se colocó el templete, la mampara y un atril tubular delgado con el Escudo Nacional. Después se cambió por uno de madera y acero, que cubre la parte inferior de su cuerpo y el cual se pule antes de que salga el presidente.
Los primeros meses se colocaron unas bocinas laterales aéreas en la tarima y una cámara robótica delante del atril para captar a los reporteros de la primera fila. Después las retiraron.
Por el paso diario de periodistas, camarógrafos, fotógrafos, personal Cepropie, funcionarios e invitados especiales, el 24 de mayo colocó una alfombra para evitar daños al piso de mármol italiano de 90 años por la Dirección General de Promoción Cultural y Acervo Patrimonial de la SHCP.
Se instaló el 27 de junio una cámara sobre un riel para tener otras tomas del presidente desde la primera fila y para captar a los reporteros que preguntan.
¿MAÑANERA HASTA EL 2024?
El lunes 7 de octubre de este año, el presidente López Obrador inició la conferencia de prensa con voz ronca, podía hablar pero con dificultad. Dijo que eran por los cambios de temperatura el fin de semana durante la gira por Puebla y Oaxaca tras recorrer hospitales rurales del IMSS.
123 minutos duró esa mañanera. Al final de su exposición, su voz había mejorado.
Es en redes sociales en donde los ciudadanos expresan su preocupación por la salud y el desgaste físico del titular del Poder Ejecutivo Federal.
El politólogo Ulises Corona consideró que la conferencia de prensa matutina deberá de replantarse en unos seis meses, “para efectos de marketing, y los vemos en las encuestadoras, ya el desgaste de la institución presidencial, ya el desgaste de la persona Andrés Manuel López Obrador y el desgaste mismo de la información ya está sobreseido”.
“Yo creo que no aguanta hasta el 2024. Me parece que si quiere ser más eficiente en esta forma de comunicación que me parece fundamental y es una buena forma de acercarse a la ciudadanía tiene que pensar en un plan ´B´, espaciar las conferencias, no hacerlas a modo sino más directas, más rápidas y más divertidas”, recomienda.
Sin embargo, Ramírez Cuevas garantiza las conferencias hasta el final del sexenio.
“Y no solo eso, será un ejercicio que hoy llama la atención en el mundo. Dejará huella y mucho qué decir y reflexionar al respecto”, finaliza el vocero de la Presidencia de la República.