Un día como hoy, pero de 1642 falleció Galileo Galilei
Galilei es conocido como el “padre de la astronomía moderna”, el “padre de la física moderna” y el “padre de la ciencia”.
El genio italiano Galileo Galilei falleció el 8 de enero de 1642 en Florencia, cuando tenía 77 años. Pasó sus últimos años de vida bajo arresto domiciliario y al morir, el gran duque de la Toscana Fernando II quiso enterrarlo en la nave principal de la Basílica de la Santa Croce pero el Papa Urbano VIII se negó debido a las acusaciones de herejía que habían pesado sobre el físico. Finalmente, sus restos serían trasladados a un lugar de honor dentro de la basílica y en un monumento construido en su recuerdo.
El que es considerado padre de la astronomía y principal responsable de la revolución científica que se vivió durante el Renacimiento nació en una localidad cercana a Pisa en el año 1564. Fue la insistencia y el deseo de su padre los que le llevaron a estudiar medicina en la Universidad de Pisa, pero durante esta etapa comenzaría a trabajar en el campo que realmente le interesaba: las matemáticas. Galilei era un férreo seguidor de Pitágoras, Platón y Arquímedes.
Galileo acabaría ejerciendo como profesor en Padua, impartiendo clases de geometría, mecánica o astronomía. Además, dedicaría gran parte de su vida a la investigación. Sus estudios sobre la caída de los cuerpos asentaron las bases sobre las que Newton desarrolló la física clásica y la invención del telescopio astronómico redefiniría el campo de la astronomía al permitirle obtener pruebas que respaldaban el modelo heliocéntrico de Copérnico. El telescopio le llevó a descubrir las fases de Venus, las manchas solares o la superficie irregular de la Luna pero sobre todo convencieron a Galilei de que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol y no al revés, como la Iglesia pensaba.
Esta posición y la fama que el físico había adquirido con el tiempo llamaron la atención de la Iglesia Católica, que solicitó a Galilei que se retractara de sus afirmaciones heliocéntricas y, al negarse este, le acusó de “sospecha grave de herejía” e hizo que la Inquisición le juzgara. Galileo se vio obligado bajo coacción a abandonar “la falsa opinión de que el Sol es el centro (del Universo) y está inmóvil”, pero se dice que tras acabar su declaración musitó la famosa frase “E pur si muove” (“Y sin embargo la Tierra se mueve).
Galileo Galilei fue condenado a arresto domiciliario durante el resto de su vida. El paso del tiempo le provocó una ceguera que, a pesar de todo, no le impidió continuar sus investigaciones ya que contrató a un aprendiz.