La OTAN bajo fuego
Bruselas, 4 Abr (Notimex).- Después de siete décadas de haber sido conformada por 12 países con el compromiso de defenderse en caso de agresión armada, la OTAN enfrenta nuevos desafíos: la amenaza estadunidense de salir de la alianza, la beligerancia rusa y la influencia de China como potencia emergente. La OTAN tiene sus orígenes en […]
Bruselas, 4 Abr (Notimex).- Después de siete décadas de haber sido conformada por 12 países con el compromiso de defenderse en caso de agresión armada, la OTAN enfrenta nuevos desafíos: la amenaza estadunidense de salir de la alianza, la beligerancia rusa y la influencia de China como potencia emergente.
La OTAN tiene sus orígenes en la firma del Tratado de Washington de 1949, que creó una alianza que vinculaba la defensa de América del Norte con países de Europa Occidental, con base en el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas que reconoce el derecho a la defensa, individual o grupal, en caso de ataque armado.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), formada cuatro años después del fin de la Segunda Guerra Mundial en medio de una fuerte tensión en el mundo por la “Guerra Fría”, arrancó con Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido.
Sin embargo, evolucionó ante los cambios de su entorno estratégico y su objetivo inicial de defender a Europa de la influencia soviética quedó obsoleto y se transformó en uno de defensa colectiva, regulación de crisis y seguridad basado en la colaboración política y militar.
Ahora, con 29 países miembros, la Alianza Atlántica enfrenta nuevos desafíos, el principal de ellos mantener a Estados Unidos dentro de la organización.
“El gran problema que tiene la OTAN, más allá de la amenaza que representa Rusia y China, es precisamente esta posibilidad de que Estados Unidos abandone a final de cuentas esta organización a 70 años de su conformación”, dijo a Notimex el doctor en Ciencias Políticas y Sociales, Tomás Milton Muñoz.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, viajó esta semana a Estados Unidos “para tratar de convencer al máximo aliado, al líder histórico de la OTAN, para que se mantenga en esta organización, lo que es un claro reflejo a fin de cuentas del estado de preocupación” de la alianza, acotó el experto.
En un discurso ante el Congreso de Estados Unidos, Stoltenberg destacó la necesidad de preservar la unidad de los Estados miembros. “Hemos superado nuestros desacuerdos en el pasado y debemos superar nuestras diferencias en el futuro”, enfatizó el líder de la alianza militar.
Destacó que Estados Unidos ha sido una pieza fundamental tanto para la OTAN como para la seguridad de Europa, pero recordó que gracias a la alianza militar Washington tiene más amigos y aliados que ninguna otra potencia.
“La fortaleza de una nación no solo se mide por el tamaño de su economía o su potencia militar, también por su número de amigos”, aseveró Stoltenberg en el marco de la conmemoración del 70 aniversario de la OTAN, que reúne en Washington a los cancilleres de los países miembros.
En el centro de esta disputa interna de la OTAN, se encuentra el presupuesto destinado por los países miembros a la organización, un tema en el cual el presidente Trump demanda cumplir con el objetivo acordado en 2014 en la Cumbre de Gales: 2.0 por ciento del producto interno bruto (PIB) a la defensa militar.
El mandatario estadunidense, cuyo país aportó el año pasado 3.39 por ciento de su PIB a gastos de defensa, ha calificado a la OTAN como “obsoleta” e incluso durante su campaña presidencial sugirió que su gobierno no defendería a los países que incumplen sus compromisos ante una posible agresión extranjera.
De acuerdo con el reporte anual de la OTAN, dado a conocer en marzo pasado, sólo siete Estados miembros cumplieron en 2018 con las demandas de la administración estadunidense: Estados Unidos, Reino Unido, Polonia, Lituania, Letonia, Grecia y Estonia.
Mientras que España (0.93 por ciento) y Bélgica (0.93 por ciento) fueron los que menos aportaron el año pasado, solo detrás de Montenegro, el integrante del club de más reciente incorporación.
Los aliados europeos de la OTAN invirtieron en 2018 el 1.51 por ciento de su PIB, en tanto que Estados Unidos dedicó 3.39 por ciento, lo que representa 72 por ciento del presupuesto total de la alianza atlántica.
Estimaciones de la OTAN señalan que se invirtieron en total 987 mil 508 millones de dólares en defensa, de los cuales 281 mil 665 millones de dólares corresponden a los aliados europeos.
El investigador del Centro de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) opinó que “ante las diatribas que se han registrado en los últimos meses, en especial entre Estados Unidos y Rusia, es fundamental para la OTAN seguir garantizando tanto los recursos de Washington como su propio liderazgo”.
Ante los legisladores estadunidenses, el líder de la alianza atlántica señaló que no hay intención de aislar a Rusia, por lo que llamó a ese país a entablar un diálogo para abordar medidas sobre el control de armas.
Stoltenberg aseveró que la alianza debe prepararse para un mundo sin el Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance (Tratado INF), el cual fue suscrito en 1987 por la entonces Unión Soviética y Estados Unidos y que prohíbe los misiles balísticos y de crucero con alcance de entre 500 y cinco mil 500 kilómetros.
Tras una serie de acusaciones mutuas sobre violaciones al acuerdo, Estados Unidos y Rusia han anunciado su salida de este pacto, que fue una de las piezas fundamentales para el fin de la “Guerra Fría”.
La OTAN no planea desplegar ningún misil terrestre en Europa, pero siempre tomará todas las medidas para proporcionar una disuasión efectiva, aseveró Stoltenberg.
Aunado a ello, los 29 cancilleres de la OTAN acordaron en la capital estadunidense medidas para aumentar su presencia en la zona del Mar Negro y mejorar la vigilancia y ayuda a Ucrania y Georgia.
Otro desafío para la OTAN a siete décadas de su génesis está representado por el acelerado crecimiento económico de China.
Dicho crecimiento ha pasado de representar el 2.0 por ciento de la economía mundial en 1980 a una cifra actual de 18 por ciento, así como la información de que el gigante asiático reestructura y moderniza su aparato militar, y ejerce una creciente influencia en naciones europeas.
En febrero pasado, en vísperas de un viaje a Europa Central, el secretario estadunidense de Estado, Mike Pompeo, reconoció que la falta de una “robusta” presencia de Estados Unidos en la última década en esa región había creado vacíos que han sido llenados por China y Rusia.
Según el gobierno chino, su presupuesto militar crecerá este año 7.5 por ciento para alcanzar los 175 mil 777 millones de dólares, con lo que se convertirá en uno de los países que más recursos destina a este rubro, aunque sin superar a Estados Unidos.
China también ha desarrollado o comprado sistemas de misiles hipersónicos y nuevos submarinos nucleares, según información revelada por medios de prensa occidentales.
El desafío que representa China tiene más un carácter económico que militar, “aunque es bien cierto que ha crecido tanto en armamento como en personal militar, la política exterior de China se ha caracterizado por perseguir algo que se denomina ´Smart power´”, aseveró Muñoz.
Esto se refiere, explicó, a “una combinación tanto de ejército como de diplomacia suave, pero sobre todo en este último”.
Ese tipo de política es la que está trabajando China “no solo en el continente americano, que es la primer zona de influencia de Estados Unidos, sino también en África donde tiene grandes inversiones”, enfatizó el internacionalista de la UNAM.
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