INSABI, bienestar para todos los mexicanos

El Instituto para la Salud y Bienestar (Insabi) tiene como meta ofrecer cobertura universal a los mexicanos, aún amparados por el ISSSTE o el IMSS, en su calidad de trabajadores del Estado o de estar afiliados como trabajadores.

Con su creación desaparece el Seguro Popular -figura creada durante el calderonismo- y proporciona apoyo a sectores vulnerables, no cubiertos por dichas instancias sociales que ahora atiende las enfermedades consideradas catastróficas.

Esto asegura cobertura médica y medicinal a todos los mexicanos, además de emplear a muchos médicos en el desempleo y subempleo y consolidar el cuadro básico de medicamentos.

Se trata de lograr un estado ideal de salud de las personas, las familias y las comunidades, como sustento del desarrollo y del bienestar de una nación, donde más de 50 por ciento carece de seguridad social y es sumamente vulnerable.

Con las recientes reformas, aprobadas el pasado jueves en la Cámara de Senadores a la Ley General de  Salud y Ley de los Institutos Nacionales de Salud, se pretende que el modelo planteado para el Instituto de Salud para el Bienestar “se base en la Atención Primaria de la Salud, cumpliendo con lo señalado en la Declaración de Alma-Ata, con lo que se busca la superación de las limitaciones en el acceso y la cobertura universal, cambiando radicalmente el sistema de prestaciones de salud a la población sin seguridad social, que en lo sucesivo será universal, proactivo, integrado, continuo y centrado en las personas y comunidades.

Con base en el dictamen respectivo el nuevo organismo (Insabi), los recursos financieros que se le doten se alinearán con los objetivos de eficiencia, austeridad y ahorro del gasto que impulsa el Gobierno federal, sin menoscabo de los principios de equidad y eficacia de la atención y los planes y programas de salud que desarrolla la autoridad sanitaria nacional.

Con base en el dictamen respectivo del nuevo Insabi, los recursos financieros que se le doten se alinearán con los objetivos de eficiencia, austeridad y ahorro del gasto que impulsa el Gobierno federal, sin menoscabo de los principios de equidad y eficacia de la atención y los planes y programas de salud que desarrolla la autoridad sanitaria nacional.