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Jueves 21 de Noviembre 2024

Historias de padres y maestros en cuarentena

 

Hay quienes apoyan la postura de los maestros y reconocen la labor que hacen estos profesionistas, pero también existen aquellos que entran en debate para señalar que no son los únicos con un trabajo, hijos y tareas en el hogar.


México se declaró en fase 3 de propagación de coronavirus el 21 de abril. Sin embargo, todos los niveles educativos empezaron a suspender labores desde el 23 de marzo, con el fin de controlar los contagios entre los distintos sectores de población a nivel nacional.

Según datos estadísticos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), alrededor de 37 millones de estudiantes en México han tenido que suspender clases presenciales. El nivel educativo con más estudiantes es el secundario, con 14 millones.

Debido a que las clases presenciales han sido suspendidas, el mundo entero ha tenido que adaptar una nueva modalidad para continuar con la educación y aprendizaje de los estudiantes. Aunque las clases en línea no eran alguna modalidad extraña en la actualidad, el verdadero desafío llegó cuando niños y niñas de nuestro país tuvieron que sentarse a diario en frente de una computadora para poder ver y aprender de su tutor, a través de una pantalla.

En redes sociales podemos ver historias de padres y maestros contando su experiencia y dificultades de esta modalidad “home office”, y en ambos casos además de seguir laborando, deben cumplir con tareas domésticas: “En redes sociales podemos ver historias de padres y maestros contando su experiencia y dificultades de esta modalidad “home office”, y en ambos casos además de seguir laborando, deben cumplir con tareas domésticas: “Más del 54% de los maestros (en México) son padres.”.”

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Hay quienes apoyan la postura de los maestros y reconocen la labor que hacen estos profesionistas, pero también existen aquellos que entran en debate para señalar que no son los únicos con un trabajo, hijos y tareas en el hogar.

Salma Magaña es maestra de inglés de tercero de primaria en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Ella, como muchas otras maestras, ha tenido que adaptarse a un nuevo sistema que le permita seguir en contacto con sus alumnos y continuar con su aprendizaje. Reconoce que ha sido labor de maestros, niños y padres de familia, poder entender el uso de estas tecnologías y no atrasarse en el ciclo escolar. “He tenido que aprender yo primero y enseñarles después a ellos, transmitirles lo que yo he aprendido.” Aunque Salma no tiene hijos y es una joven soltera, tiene aún labores y trabajos que realizar en el hogar. Como cualquier otro adulto, debe encargarse de hacer la comida, quehaceres y limpieza. Tal como en sus actividades normales, pasa horas extras planeando clases y calificando actividades, por esta razón es más complicado establecer horarios fijos: “Ahora tengo que partir mi tiempo para que, entre mi horario de trabajo hacer cosas en la casa, porque más tarde tengo que seguir con cosas del trabajo y más cosas en la casa. El hecho de estar en el hogar, implica cuidar de él.”

Salma está de acuerdo en que muchas veces los padres de familia reaccionaban de manera negativa al principio del confinamiento, alegando no estaban de acuerdo con las actividades y reclamando que las maestras no estaban realizando un buen trabajo. “Muchos son personas que están llenas de trabajo y que se la viven dentro de sus trabajos, casi no están con sus niños. El hecho de seguir trabajando y ayudar a las tareas de los niños, repercutió de manera negativa en los niños.”

Al igual que Salma, Aránzazu Martín es maestra de segundo grado de preescolar en Guadalajara. La diferencia es que es mamá de un niño de dos años. Ella reconoce que el trabajo ha sido pesado tanto para ella como con los niños, pero ha tenido que alargar sus horas de trabajo para contestar dudas de padres de familia. A pesar de extender su horario, debe seguir tomando cursos y diplomados en línea. Al igual que cualquier padre de familia, debe organizar sus tiempos para equilibrar la escuela, casa y familia: “Establezco horarios de trabajo, limpieza, y tareas del hogar, trato de empezar a hacer el trabajo cuando ya está limpia la casa y hecho el desayuno. A partir de ahí intercalo trabajo y elaboración de la comida.”

Dentro de la Ciudad de México, la maestra Elizabeth Castillo, imparte clases en una primaria. Al igual que las dos últimas maestras, considera que la carga de trabajo sí ha aumentado con esta nueva modalidad de enseñanza. Ella cuenta que tiene su correo electrónico a disposición de sus alumnos, como vía de comunicación directa. Su horario de atención es de 8 de la mañana hasta las 9 de la noche, y aún así, confiesa que termina contestando correos hasta horas más tarde. En cuanto a tareas del hogar, ha tenido que hacer uso de la organización. Cuando está en clases virtuales ahí está su atención, y dedica otro momento de su tiempo para las tareas del hogar, aunque reconoce que el estar en casa si representa un distractor, aún más cuando tiene dos adolescentes en casa.

Por otro lado, Diana Álvarez es madre de una niña de 7 años y ambas radican en la Ciudad de México. Como madre de familia y ama de casa, considera que también su labor de trabajo ha aumentado. Al mismo tiempo que hace tareas del hogar, debe de estar al pendiente de actividades y las clases que está tomando su hija. Diana reconoce que gran parte de su tiempo y atención va hacia la entrega de evidencias y actividades, así como de hacer uso de las múltiples plataformas tecnológicas. Pero al igual que Elizabeth, Diana admite que la organización es la clave para que todo esto funcione: “Yo me levanto muy temprano, empiezo desde las 6:30 de la mañana mis actividades para que en los horarios que tiene de clase, no interfieran como tal con las actividades que yo debo realizar. Se deben encontrar los tiempos para hacer cada actividad, sea estudiar, el aseo, la comida, etcétera. Creo que para todo hay un momento.” Diana cuenta que las clases de su hija han sido bastante agradables y reconoce que las maestras trabajan de manera amena, además de razonable.

Carolina Hernández hace un llamado de que quizá sea un buen momento de valorar a los docentes. Toma en cuenta varias carencias que tienen los maestros en México, refiriéndose a los salarios bajos, instalaciones inadecuadas, y un sistema educativo que muchas veces no los respalda o apoya. “Quizá también sea buen momento para reconocer que, en algunas fallas, la culpa no era solo del maestro.”