Estancado en desigualdad
Las brechas económicas entre las regiones de México son cada vez más evidentes a causa del deterioro en el ingreso y las oportunidades para acceder a los servicios básicos
México es un país desigual. Las disparidades regionales no sólo se manifiestan en lo social, también son evidentes en lo económico mediante el acceso a vivienda, seguridad e ingreso.
La segunda mayor economía de América Latina registra las desigualdades más altas entre los 33 países que son parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En términos de Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, la brecha a nivel nacional ha crecido en los últimos 16 años. Prueba de ello es que en la Ciudad de México el PIB por persona es cinco veces mayor que en Chiapas.
Incluso al excluir a las áreas ricas en recursos naturales como Campeche o Tabasco, las disparidades son mayores que en cualquier otra economía de la OCDE.
“La Ciudad de México sigue siendo un polo de atracción para las inversiones y eso ha provocado un distanciamiento con otras zonas, sobre todo, con las áreas rurales”, dice Leticia Armenta, investigadora en economía del Tecnológico de Monterrey.
5 veces es mayor el PIB per cápita en CDMX que en Chiapas
Tlaxcala registró la mayor caída en la productividad del país con 1 por ciento anual entre 2010 y 2016, revela el análisis ‘Panorama OCDE 2018 de las regiones y ciudades’.
Por su parte, al cierre del año pasado, la Ciudad de México tuvo la tasa de desempleo juvenil más alta en el país con 13.1 por ciento, cifra casi 10 puntos porcentuales por encima de la tasa de desempleo juvenil en Guerrero.
El mismo análisis muestra que las mayores disparidades en el bienestar entre los estados de la República Mexicana se encuentra en las áreas de medio ambiente y comunidad.
San Luis Potosí y la capital del país se ubican 10 por ciento por debajo de las zonas que integran la organización en ambos dimensiones.
También existen amplias brechas en la satisfacción con la vida, el compromiso cívico y los empleos.
De igual forma, la desigualdad entre las entidades de México y el promedio de la OCDE es mayor para los indicadores de tasa de homicidios, ingreso disponible per cápita, acceso a la conexión de banda ancha y proporción de la fuerza laboral con al menos un título secundario.
A pesar de que el país se enfrenta a importantes retos como impulsar el crecimiento económico, mejorar los salarios y reducir los niveles de pobreza e inseguridad, Leticia Armenta considera que se deben atender estas problemáticas desde la raíz, pues la solución va más allá de la implementación de políticas.
“Los gobiernos se han olvidado de mirar más allá de la situación general y por eso el país vive inmerso en un ciclo de desigualdad.
“La solución no está en programas de asistencia social, se tiene que promover una alternativa que reconfigure la ecuación de manera estructural”