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Jueves 21 de Noviembre 2024

En México hay 1.5 millones de personas con glaucoma

 

El glaucoma implica la pérdida de la función de las fibras nerviosas que entran por la cabeza del nervio óptico; éstas reciben una presión mayor por parte de los líquidos intraoculares, lo que produce la reducción del campo visual periférico.


Los especialistas Mary Carmen Bates Souza y Óscar Ramos Montes, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, de la UNAM, manifestaron que el glaucoma es la segunda causa común de ceguera en el mundo en personas mayores de 40 años, sólo después de la catarata. Se trata de es una enfermedad ocular silenciosa, que ocasiona ceguera irreversible.

Señalaron que de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para este 2020 se proyecta que haya al menos 11 millones de personas afectadas a nivel global, y en México se estima que existen cerca de 1.5 millones con glaucoma, y hasta 50 mil casos de ceguera a causa de su detección tardía.

Precisaron, en el marco del Día Internacional del Glaucoma, que se celebrará este jueves, que este padecimiento se vincula a enfermedades sistémicas como diabetes o hipertensión, pero también quienes tienen familiares directos con glaucoma tienen mayor probabilidad de padecerlo.

Señalaron que recientemente la FES Iztacala abrió el servicio de diagnóstico para desórdenes del segmento posterior del ojo: glaucoma, retinopatía y catarata, para hacer un diagnóstico preventivo y oportuno.

Bates Souza, especialista en rehabilitación visual, indicó que la principal causa del glaucoma es la hipertensión ocular, y su evolución es silenciosa y asintomática, por lo que poco a poco se va perdiendo la capacidad visual, sin darse cuenta.

Mientras Óscar Ramos, jefe de la carrera de Optometría, dijo que se trata de un padecimiento que “no hace ruido”, aspecto que debería generar en la población mayor de 40 años la conciencia de hacerse estudios periódicos de la visión para estar en la posibilidad de evitar su pérdida irreversible.

El glaucoma implica la pérdida de la función de las fibras nerviosas que entran por la cabeza del nervio óptico; éstas reciben una presión mayor por parte de los líquidos intraoculares, lo que produce la reducción del campo visual periférico, pero no causa molestias porque se mantiene el campo visual central, detalló.

Señaló que es un trastorno progresivo y crónico, “no podemos frenarlo de manera sencilla, y si bien es importante entender que la carga genética tiene mucho que ver, existen enfermedades sistémicas vinculadas, además de otras afecciones genéticas”, concluyó.