El 60% de los ciberataques en México se producen por “malas configuración”
La pandemia es uno de los momentos más significativos de la historia del comercio, cambiando para siempre las reglas, obligando en la mayoría de los países a una profunda reestructuración de la concepción de venta. Empujados por las cuarentenas, fueron millones los negocios que terminaron en el ámbito del e-commerce, como una forma no sólo de salvarse de esos momentos, sino quizás también para estar más preparados para el presente y sobre todo el futuro.
Es que según distintos especialistas, lo que se viene en términos de comercio pasará sin dudas por los componentes electrónicos, siendo las ventas mediante plataformas y aplicaciones la principal forma de comprar de los consumidores. Con la ayuda de la tecnología, esta teoría comercial que hace algunos años era algo un poco descabellado y orientado a los más jóvenes, hoy el e-commerce es una realidad masiva que obligó a la mayoría de los comercios a hacerse parte.
En ese contexto la cantidad de ciberataques crecieron notoriamente, ante la impericia de muchos usuarios en el uso de las herramientas, y para reconocer los robos virtuales, pero también desde quienes proveen el servicio. Sucede que en el apuro de poder salir a cubrir la demanda, muchas empresas contrataron servicios de programación de mala calidad, así como muchos especialistas señalan que trabajar bajo presión suele estar asociado a cometer errores.
Son esos pequeños huecos en el código, lo que terminan permitiendo que los hackers y otros delincuentes puedan ingresar a los sistemas y tanto robar datos como quizás en muchos casos los ahorros de los clientes. Ese tipo de publicidad negativa es algo que las empresas actuales temen y mucho, haciendo un enorme esfuerzo en tratar de solucionar, tanto errores de configuración, así como posibles filtraciones de las bases de datos de los consumidores.
Parchar los errores
En la urgente necesidad de detectar vulnerabilidades, muchas empresas están recurriendo al “hackeo ético”, que a diferencia de sus competidores del mundo oscuro, apunta a mejorar las capacidades de seguridad de una empresa, probando los sistemas hasta encontrar las fallas. Esta modalidad, que comenzó cuándo algunos hackers fueron detenidos por el FBI y puestos a trabajar para esa agencia, ahora se trata de una profesión que busca miles de personas al mes.
Es que en el entorno del comercio electrónico, son cada vez más las empresas que intentan conseguir a estos profesionales para garantizar su seguridad. Sobre todo en este presente informático, en el que se puede aprender hackeo ético mediante un curso online y olvidarse de tener que ir a una universidad.
Eventualmente estos trabajos serán cada vez más comunes, teniendo libertades como poder trabajar remotamente, una de las claves que muchos buscan en los posibles empleos. Es que la pandemia también trajo consigo eso, la necesidad de aprovechar el tiempo al máximo y evitar tener que enfrentar la rutina del transporte al trabajo, los malos momentos en la oficina y muchos otros aspectos de los empleos tradicionales con modalidad presencial.