Consumo de leche y derivados, básicos para fortalecer sistema inmunológico
El senador Américo Villarreal Anaya propuso una iniciativa para que en la Ley General de Salud se incluya a la leche y sus derivados como alimento básico.
El senador Américo Villarreal Anaya propuso una iniciativa para que en la Ley General de Salud se incluya a la leche y sus derivados como alimento básico, con el fin de reducir la inseguridad alimentaria que afecta a 25.5 millones de personas, y para fortalecer el sistema inmunológico.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) por sus siglas en inglés, determinó que la leche es un alimento por excelencia, independientemente de su estado material líquido y lo clasifica como un alimento que provee energía, proteínas y nutrientes esenciales, recordó el legislador del Grupo Parlamentario de Morena.
Pero esos beneficios no son lo suficientemente visibles, apunta Américo Villareal, porque no se especifica en la ley como alimento básico y en los hechos el consumo diario en México, por persona, es de 32% menor al recomendado.
La canasta o conjunto de alimentos que son considerados dentro de una alimentación sana son la carne, huevo, frutas, leguminosas o verduras; sin embargo, en esas categorías, sorprendentemente, no se encuentra la leche y sus derivados, comentó el senador.
La iniciativa del legislador pretende que en el artículo 215 donde señala que “alimento” es cualquier sustancia o producto, sólido, semisólido, natural o transformado, que proporcione al organismo elementos para su nutrición, se añada a la leche y los derivados lácteos, independientemente del estado físico en que se encuentren.
Entre los beneficios que brinda a la salud el consumo del lácteo, se encuentra la reducción del riesgo de sufrir osteoporosis, al contribuir a la absorción de otros minerales y aminoácidos que evitan el desgaste de huesos y órganos; además de que previene enfermedades cardiovasculares, metabólicas, hipertensión y diabetes, expuso.
El senador llamó a considerar que cuando una persona que sufre hambre prolongada y/o se alimenta con productos que no le proveen nutrientes, probablemente padecerá en algún momento desnutrición, lo que ocasionará que tenga menos capacidad para funcionar, estudiar y aprender, se fatigará rápidamente al trabajar, tendrá menos defensas en su sistema inmunológico y por lo tanto, será más propensa a enfermarse.
La iniciativa fue turnada a las Comisiones Unidas de Salud; y de Estudios Legislativos Segunda.