Un posible tratamiento contra el Alzheimer
Expertos descifran un nuevo mecanismo que podría ayudar a aliviar los efectos de este padecimiento y también de otras enfermedades cognitivas relacionadas con la edad
Un equipo interdisciplinario identificó una nueva diana cerebral que podría ser útil en el tratamiento del Alzheimer y del deterioro cognitivo.
Los neurocientíficos e ingenieros de la Universidad de Virginia demostraron que los vasos linfáticos meníngeos en el cerebro juegan un papel esencial en el mantenimiento de una homeostasis saludable en cerebros envejecidos, lo que, a su juicio, podría ser un nuevo objetivo para el tratamiento.
“Nuestros resultados muestran que algún día este método podría usarse como un tratamiento potencial no sólo para ayudar a aliviar los efectos no del Alzheimer sino también de otras enfermedades cognitivas relacionadas con la edad”, explicó Jennifer Munson, coautora del estudio.
Durante su investigación, publicada en la revista Nature, los expertos encontraron que estos vasos drenan líquido del sistema nervioso central a los ganglios linfáticos cervicales y que la disfunción de ese drenaje agrava el deterioro cognitivo y la patología de la enfermedad de Alzheimer.
En México hay un aproximado de 900 mil personas con algún tipo de demencia, pero para el año 2050 serán más de 6.5 millones
“A medida que envejecemos el movimiento de fluidos en nuestro cerebro disminuye, a veces a un ritmo que es la mitad de lo que era cuando eras más joven. Descubrimos que las proteínas responsables del Alzheimer en realidad se drenan a través de estos vasos linfáticos en el cerebro junto con otros desechos celulares, por lo que cualquier disminución en el flujo va a afectar la acumulación de proteínas”, señalaron los expertos.
Para ver si ese flujo podía ser manipulado, diseñaron un hidrogel que contenía una molécula conocida como factor de crecimiento endotelial vascular C o VEGF-C.
Este hidrogel difunde VEGFC a través del cráneo y en los vasos linfáticos en el cerebro, lo que hace que se hinchen. Gracias al uso de la tecnología de resonancia magnética demostraron que, como resultado de este tratamiento, el flujo masivo de líquido en el cerebro en realidad aumentó, lo que pareció tener un efecto positivo en las capacidades cognitivas.
Los científicos estadounidenses observaron que los ratones más viejos con habilidades cognitivas normales, con problemas de edad, experimentaron los mayores avances en la memoria y aprendieron del tratamiento.