La gran mentira de los asteroides
Expertos señalan la poca probabilidad de que un cuerpo celeste se impacte con la Tierra y detone un evento catastrófico como el que ocurrió hace 65 millones de años
José Pablo Espíndola
El Universo y sus misterios siempre resultan fascinantes para las personas. Mitos y leyendas se crearon por la necesidad de darle respuesta a lo inexplicable. El no saber que hay, a ciencia cierta, fuera de nuestro plantea, se presta para imaginar, fantasear y hasta para crear miedo entre la sociedad, uno de los más grandes es la posible destrucción de la vida como la conocemos por causa de un asteroide.
Se sabe que los dinosaurios, junto con 80 por ciento de la biodiversidad que existía, se extinguieron hace unos 65 millones de años como consecuencia del impacto de un asteroide de entre 10 y 14 kilómetros de diámetro en Chicxulub, Yucatán.
Noticias sobre asteroides que pasaron cerca de la Tierra invaden Internet; unas cuentan con información verdadera, pero muchas otras distorsionan la información para generar intriga entre los cibernautas y así ganar clics.
La importancia de que un asteroide se acerque demasiado a la Tierra, radica en que brinda a los expertos la posibilidad de estudiar estos cuerpos con mayor precisión
Lo cierto es que estos cuerpos constantemente pasan a distancias próximas a la Tierra. En promedio, se han encontrado 16 mil asteroides, chicos y grandes, en órbitas cercanas al planeta. Como el 2012 TC4 que estuvo a 42 mil kilómetros de distancia o el Florence que se acercó a una distancia aproximada de 7 millones de kilómetros.
El más reciente fue un asteroide de entre 5.6 y 12 metros que pasó a unos 111 mil 300 kilómetros, menos de un tercio de la distancia promedio que separa a nuestro planeta de la Luna. El asteroide se llama 2018 DV1 y, según datos del Laboratorio Jet Propulsion de la NASA, viajó a una velocidad de unos 6.5 kilómetros por segundo.
Ese cuerpo se trató del décimo octavo asteroide conocido que sobrevuela en lo que va del año el planeta a menos de una distancia lunar (una distancia lunar -entre la Tierra y la Luna equivale a 385 mil kilómetros), y es el sexto más cercano, según las mismas fuentes.
¿Qué tan peligrosos son estos cuerpos para la Tierra?
Para el astrónomo René Ortega Minakata es poco probable que ocurra un suceso como en el que se extinguieron los dinosaurios.
“Para empezar no ha vuelto a ocurrir un evento de este tipo en los últimos 65 millones de años, podemos decir que la probabilidad es por lo menos una vez cada 65 millones de años porque es la última vez que pasó. Pero en realidad se estima que un evento de este tipo ocurre más o menos una vez cada 100 millones de años, entonces tenemos otros 35 millones de años para estar tranquilos por estadística”, explica Ortega Minakata.
El experto de la UNAM asegura que a través de la Escala de Turín se puede medir que tan probable es que un cuerpo, aunque sea pequeño, impacte en la Tierra y qué tanto daño generaría por la energía que tiene. La escala fue creada como instrumento de uso de los astrónomos y el público para conocer enseguida la peligrosidad de un eventual impacto contra nuestro planeta, combinando la probabilidad estadística y el potencial derivado de la energía cinética que procede del mismo impacto.
El método emplea una escala de valores de 0 a 10. Un objeto clasificado con el número 0 indica que éste tiene una posibilidad casi nula de colisionar con la Tierra, o con efectos eventualmente comparables a los del polvo espacial normal, es decir, demasiado pequeño como para penetrar la atmósfera y alcanzar intacto la Tierra sin desintegrarse. Un valor de 10 indica una colisión segura, con efectos a gran escala, como sembrar la destrucción total de nuestro planeta.
“Hasta ahorita no ha habido un sólo objeto que haya tenido una calificación en la Escala de Turín un grado más alto que cuatro, es el mas alto en la historia. Normalmente después de más observaciones se rebajan al 1 o al 0 porque lo que sucede es que predicen con mejor precisión la órbita que tienen esos objetos”, sentencia René Ortega Minakata.
La importancia de que un asteroide se “acerque demasiado a la Tierra” (millones de kilómetros), radica en que brinda a los expertos la posibilidad de estudiar estos cuerpos con mayor precisión y así poder seguir respondiendo preguntas sobre la formación del Universo.
Misiones para seguir protegiendo la Tierra
De acuerdo con el doctor en ciencias aeroespaciales, Sergio Camacho Lara, secretario general del Centro Regional de Enseñanza de Ciencia y Tecnología del Espacio para América Latina y el Caribe (CRECTEALC), el impacto de un asteroide es el único fenómeno natural que se puede evitar.
“Aunque el riesgo de impacto en la Tierra es muy bajo, las consecuencias pueden ser catastróficas y no se descartan o consideran como algo improbable en su totalidad. Sin embargo, hasta el momento no hemos encontrado un asteroide que vaya a impactar la Tierra de aquí a 100 años. Cada vez que se encuentra un asteroide, se determina su órbita por medio de múltiples observaciones y se proyecta la órbita que seguirá en los próximos 100 años, o más si se quisiera”, aclaró el doctor Sergio Camacho Lara al Conacyt.
Por ello, las agencias espaciales NASA y ESA emprendieron una búsqueda el año pasado para financiar una misión que se encargara de desviar posibles asteroides peligrosos para la Tierra. AIDA es la misión que tendrá como objetivo evaluar la posibilidad tecnológica de que una nave impacte en un asteroide, desvíe su trayectoria y evite una colisión en la Tierra.
Según cálculos, un asteroide de 50 metros sería capaz de destruir en su totalidad la zona metropolitana de una ciudad grande, como la Ciudad de México o Londres, pero lo cierto es que hasta el momento no existe un asteroide potencialmente peligroso.
“Hasta el momento no hemos encontrado un asteroide que vaya a impactar la Tierra de aquí a 100 años. Cada vez que se encuentra uno, se determina su órbita por medio de múltiples observaciones”
“Cuando dicen que una piedrita de 30 o 40 metros se va a acercar mucho a la Tierra lo va a hacer dos distancia lunares, no es tan cerquita. La probabilidad de que pase un evento catastrófico es muy bajita”, finaliza René Ortega.