www.efekto.tv
Jueves 21 de Noviembre 2024

Aniceto May falleció a los 112 años

 

Era miembro del Gran Consejo Maya y escribano en Centro Ceremonial de Tixcacal Guardia.


La zona maya de Quintana Roo volvió a vestirse de luto en menos de una semana, esta vez, con el fallecimiento de Aniceto May Tun, quien tenía a su cargo el resguardo del “A’ almaj T’aan”, como se conoce al libro Sagrado de los Mayas macehuales, que alberga secretos y profecías que sólo el podía leer y transmitir.

Miembro del Gran Consejo Maya y escribano en Centro Ceremonial de Tixcacal Guardia, Don Aniceto había enfermado desde la semana pasada y murió ayer a las 12.30 horas, a los 112 años de edad, en la comunidad de X-Pichil, municipio de Felipe Carrillo Puerto, en la zona sur de Quintana Roo.

Apenas hace tres días, el fallecimiento de Crescencio Pat Cahuich -descendiente del líder rebelde, Jacinto Pat- había sacudido a la comunidad de Señor, en donde residía.

Los ancestros de ambos indígenas participaron en la Guerra Social Maya, conocida popularmente como “Guerra de Castas, una rebelión que inició 1847 y culminó en 1901, en contra de los hacendados henequeneros de Yucatán, que mantenían en la esclavitud a los mayas.

Marcos Canté, quien preside la cooperativa turística “Xyaat”, relató que Don Aniceto se dedicaba a la hechura de hamacas, con fibra de henequén, era escribano y el único autorizado para tocar y leer el “A’ almaj T’aan”, considerado la Biblia Maya, escrita en latín y en griego.

Aniceto recibió ese libro, escrito a mano, de Don Dionisio Itzab, quien lo tenía bajo su custodia. Ahora el nuevo guardián del texto sagrado será Don Mauro, habitante de la comunidad de Señor y también integrante de la cooperativa turística de “Xyaat”.

Breves relatos sobre el contenido del “A’ almaj T’aan”, están contenidos en el libro fotográfico de Serge Barbeau, quien realizó una serie de retratos a una veintena de abuelos mayas, en 2015, imágenes que conjuntó en una edición denominada “Últimos testigos de la Guerra de Castas”.

Los rostros de Abundio Yamá, Agapito Ek Pat, Alberto Cruz Peraza, Angelino Chablé Chi, Aniceto May Tun, Cecilio Poot, Celestino Cruz Peraza, Crescencio Pat Cahuich, Faustino Tamay Marín, Félix Cruz Peraza, Isabel Sulub May, Gregoria Peña Canul, Higinio Kauil Pat, Máximo Witzil Nah, Mamerto Kauil Oat, Sabino Pech Angulo y Vicente Ek Catzín, están ahí, al igual que una breve bibliografía y anecdotas cortas.

Marcos Canté realizó las entrevistas con los abuelos, para recrear algunos pasajes de la Guerra Social Maya, mientras el fotógrafo canadiense, Serge, los retrataba.

Don Aniceto le contó a Serge: “El mundo se quemará, así está escrito en el A’almaj T’aan, caerán las estrellas y otros fenómenos como ese ocurrirán. La biblia cristiana coincide en algunos textos con el A’almaj T’aan, la gente ahora vive con insultos y libertinajes, ahora nadie obedece, son como animales, no hay educación”.

En palabras de May Tun, el A’almaj T’aan advierte que la Humanidad no llegará al año 2025: “Está escrito que será así. Ahora hay dolores de estómago de muchos países, todas las naciones tienen problemas y quieren pelear entre todos, se pelean entre hermanos y dicen saber mucho, cuando llegue la hora nosotros nos separaremos o alejaremos de los ts’uulo’ob (blancos o extranjeros) y los mayas vivirán en medio del caos”.

Para la titular de la Dirección de Cultura y Relaciones Públicas de la oficina de representación del gobierno de Quintana Roo, en la Ciudad de México, Martha Latapí, la muerte de los abuelos mayas, Crescencio y Aniceto, constituye una pérdida profunda para su familia y amigos, pero también para el estado y para México, pues con ellos se va parte de la memoria histórica del país.

Latapí cuenta que ella tuvo una relación muy cercana con gente de las comunidades mayas, a partir de una serie de visitas a la zona indígena; después, supo de la exposición que Serge montó en Mérida, Yucatán, con los retratos hechos a los abuelos y lo contactó, para que la muestra fuera expuesta en la capital del país.

La funcionaria fue invitada, no sólo a presenciar algunas de las ceremonias y rezos en maya, hechos a santos católicos, teniendo como fondo el mayapx (música tradicional); también estuvo compartiendo balché -bebida ceremonial- y baile con el propio Don Aniceto.

“Además de la pérdida personal, esto va más allá y nos sirve para revalorar estos tesoros que representan ellos, en términos de historia y cultura”, afirmó.