A 63 años de la muerte de Diego Rivera
Diego Rivera, el destacado muralista mexicano que se preocupaba por su técnica en sus obras y también del recinto que la acogería, utilizaba cemento, pistolas de aire y diferentes materiales que remplazaban al óleo y que le permitieron trabajar al aire libre.
Diego Rivera nació en Guanajuato y por sus fervientes padres católicos fue bautizado como Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de Rivera y Barrientos de Acosta y Rodríguez.
Recibió clases de Félix Parra, Santiago Rebull y José María Velasco y fue formado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en la Ciudad de México, en dónde había llegado con su familia a los seis años de edad. Durante 1907 y 1922, Diego Rivera estudió en varios países europeos, donde encontró interés por el arte.
Llevado por la convicción revolucionaria de México, Rivera regresó al país en 1922 y junto con Siqueiros se dedicó a estudiar la profundidad de las formas primitivas del arte azteca y la cultura Maya, que posteriormente influirían en sus obras.
Más tarde junto con más artistas mexicanos del momento entre ellos Siqueiros y Clemente Orozco fundó el sindicato de pintores de dónde surgiría el movimiento muralista mexicano.
La obra y el movimiento de Rivera alcanzó su madurez entre 1923 y 1928, cuando realizó los frescos de la Secretaría de Educación Pública en la Ciudad de México y los de la Escuela Nacional de Chapingo.
Aunque realizó muchos cuadros de caballete, pero su preocupación porque su arte llegara a las masas, haciéndose del muralismo y se ha calculado que sus obras superan los 30 mil metros cuadrados.
El 24 de noviembre de 1957 murió en su casa en Coyoacán y sus restos fueron colocados en la Rotonda de las personas ilustres, contraviniendo su última voluntad.