6 cuentos del maestro del terror, Edgar Allan Poe
Edgar Allan Poe, creador del cuento policial y maestro del género de terror, es considerado unos de los escritores más célebres del siglo XIX
Creador del cuento policial y maestro del género de terror, es considerado unos de los escritores más célebres del siglo XIX. Hoy, a 213 años de su nacimiento, sigue siendo uno de los autores fundamentales de la literatura y su obra continúa siendo reeditada y estudiada.
Edgar Allan Poe nació en Boston, Estados Unidos, el 19 de enero de 1809. A los dos años, sus padres ya habían fallecido y tanto Edgar como su hermana, Rosalie, fueron adoptados por dos familias vecinas en Richmond.
La familia Allan, que le daría su apellido, fue la que adoptó al futuro escritor. Tuvo una relación conflictiva con su padrastro, quien nunca apoyó sus deseos de ser escritor y, se dice, no llegó a adoptarlo legalmente.
Durante su infancia y adolescencia fue a los mejores colegios, y, tras completar sus estudios, se inscribió en la Universidad de Virginia, en Carlottesville. Fue en esto punto cuando el escritor tuvo su primer contacto con el alcohol. Además, comenzó a tener problemas con el juego, al que recurría para subsistir.
“El clima de la Universidad era tan favorable como el de una taberna: Poe jugaba, perdía casi invariablemente, y bebía”, cuenta Julio Córtazar, quien tradujo su obra al español.
Pero, como contracara de su vida turbulenta, el estudiante leía y traducía las lenguas clásicas prácticamente sin esfuerzo, lo que le valió la admiración de profesores y compañeros.
Sin embargo, en 1827 decidió abandonar sus estudios.
De vuelta en Boston, y ante la falta de dinero, decidió alistarse en el Ejército. Mientras tanto, fue publicado su primer trabajo, “Tamerlane and Other Poems”, que pasó casi desapercibido. Tras dos años de servicio, y con la ayuda de su padrastro, logró terminar más rápido su oficio militar y en 1831 publicó “Poems”, otra de sus obras.
Tras algunos años en los que se dedicó a publicar algunos cuentos y centrarse en su carrera como periodista, Poe alcanzó cierta estabilidad económica. Fue en esta época cuando publicó “El cuervo”, el poema que lo llevaría al éxito popular. No obstante, la muerte de su mujer, Virginia, lo llevó de vuelta a la bebida e incluso a un intento de suicidio.
Un encuentro con un viejo amor de juventud lo animó: la prometida era Sarah Elmira Royster, quien, bajo la condición de que abandonaría los malos hábitos que había en su vida, se casaría con el escritor.
Pero, poco tiempo después, Poe fue hallado en las calles de Baltimore en estado de delirio, “muy angustiado, y necesitado de ayuda inmediata”. Su amigo James Snodgrass lo llevó al Washington College Hospital, donde falleció por causas que a día de hoy siguen siendo un misterio.
Su muerte al igual que toda su obra está envuelta en un misterio absoluto, Poe nunca pudo explicar el porque llevaba ropa puesta que no era suya, ni cómo había pasado de estar feliz por su venidero matrimonio a divagar en un hospital psiquiátrico.
La leyenda cuenta que en sus últimos momentos invocaba obsesivamente a un tal “Reynolds” (algunos sospechan que pudo haber sido un personaje de una de sus novelas de ciencia ficción titulada: La narración de Arthur Gordon Pym), y que al morir sus últimas palabras fueron: “¡Que Dios ayude a mi pobre alma!”.
Tanto los informes médicos como el certificado de defunción se perdieron. Los periódicos de la época dijeron el autor había muerto por una “congestión” o “inflamación cerebral”, dos causas que se usaban en esos tiempos para cubrir elegantemente a los fallecidos a causa de su adicción al alcoholismo.