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Domingo 24 de Noviembre 2024

30 años de la caída del Muro de Berlín

 

El 9 de noviembre se conmemoran 30 años de la caída del Muro de Berlín, el cual fungió como una frontera interalemana separando a la ciudad berlinesa.


La caída del muro de Berlín fue uno de los episodios más extraordinarios de la historia moderna, el cual representó el triunfo de las democracias liberales ante el bloque soviético, e inauguró una etapa en la que nada frenaría la expansión de los derechos humanos.

El hecho reunificó Alemania y le dio nueva vida política, social y económica, inició días antes cuando el Comité Central del partido comunista de la República Alemana hacía aguas y se preveía un cambio radical de todos sus integrantes. En la calle los alemanes de ambos lados de la frontera reclamaban elecciones libres, viajes sin necesidad de visado, libertad. Y sin embargo, lo más significativo ocurrió en cuatro horas que anularon la línea divisoria entre la República Democrática (RDA) y la República Federal (RFA).

“Consideramos que durante mucho tiempo no nos habíamos percatado de la pluralidad de intereses que existía en esta sociedad (…) lo que implica una necesidad de democracia más allá de las formas de democracia socialista. Somos partidarios de un Estado Socialista de derecho”, diría quien había sido nombrado como secretario de Información y propaganda del partido, Günter Schabowski, a quien se le atribuye el “error” que adelantó la caída del muro.

Pasadas las 19:00 horas del 9 de noviembre de 1989, la agencia de noticias local DPA anunciaba que todos los ciudadanos de la RDA podrían cruzar los puntos fronterizos, que se abrían las puertas hacia la RFA, donde familiares y amigos habían quedado divididos desde 1945.

El noticiero de la cadena pública ARD daba a conocer el hecho histórico y pasadas las 20:00 horas el Parlamento de la Alemania occidental interrumpía sesiones. El partido único no estaba enterado de que en una conferencia de prensa se había oficializado por error la apertura de las fronteras como algo “inmediato”.

A las 21:20 horas, ya eran miles los ciudadanos de ambos lados de la frontera que invadían las calles tras haber escuchado lo dicho por el vocero Schabowski; los guardias se vieron rebasados por la multitud y expatriaban a los que cruzaban, así sin nada. Del otro lado todo se sucedía en lágrimas y abrazos.

Ante la presión en el cruce de la calle Bornholmer, donde miles de personas gritaban: “¡Abajo el muro!”, los oficiales abrieron las barreras y suspendieron los controles. A las 23 horas, y apenas 46 minutos después, del otro lado de la frontera pasaban 20 mil ciudadanos.

Casi a la media noche de ese 9 de noviembre, el entonces canciller alemán, Helmut Kohl, interrumpía su viaje a Polonia y volaba a Berlín.

Ya para la 1:10 del 10 de noviembre miles de berlineses invadían la Puerta de Brandeburgo y trepaban al muro, unos bailaban, otros celebraban.

Durante los dos días siguientes, luego de que se ordenara temporalmente el cierre de los cruces, se entregarían 2.7 millones de visados, días después, todas las leyes quedaron anuladas, era libre pasar adonde fuera necesario.

No habría más muertos, todos los berlineses, golpearían, picarían, derribarían el concreto, dejando atrás la negra historia por la que casi 600 personas perdieron la vida intentando cruzar la frontera.