Lesvy, la doble víctima de una sociedad “antijóvenes”
“Ni alcohólica ni drogadicta; mi hija tenía una gran misión en este mundo y gracias a ustedes por hacernos entender cuál era”, dice la madre de la joven hallada sin vida en la UNAM a quienes marcharon este viernes
Lesvy Berlín Rivera Osorio no era alcohólica ni drogadicta, como se dijo en las filtraciones de la Procuraduría General de Justicia capitalina.
El último dictamen pericial establece que “ella murió por asfixia, por estrangulamiento, lo cual ya es un aporte porque no se cierra el caso; nosotros vamos a apelar a las instancias locales, nacionales e internacionales”, aseguró Araceli Osorio, madre de Lesvy.
Al finalizar la marcha de universitarias en repudio al feminicidio y acompañada por el padre de Lesvy, Osorio denunció que han sufrido una serie de violaciones a sus derechos, pero sobre todo a los derechos de su hija. “No vamos a permitir que a mi hija se le estigmatice”.
“Ni alcohólica ni drogadicta; mi hija tenía una gran misión en este mundo y gracias a ustedes por hacernos entender cuál era”, le expresó al contingente.
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“Es un país, México -y lo digo fuerte-; México es un país de inseguridad, es un país antijóvenes, es un país que, lejos de apoyar a su juventud, la reprime”, expresó con la voz entrecortada, a unos pasos de la entrada a la Rectoría de la máxima casa de estudios.
Lesvy era hija única y había decidido vivir en unión libre con su pareja. La tarde en que el cuerpo de Lesvy fue encontrado atado del cuello a una caseta telefónica en Ciudad Universitaria, Araceli había planeado con su hija visitarla en su casa para tomar un café “y me encuentro con esta noticia, y lejos de sentirme triste, de pronto me sentí más bien indignada porque han sido muchos casos y precisamente veía que en las investigaciones todo iba a crear una cortina de humo, a decir que mi hija había actuado por ella misma y se había quitado la vida”.
Araceli es trabajadora universitaria y por parte de su sindicato les dan una cláusula de preferencia donde tienen la posibilidad de hacer cambio de plantel o de turno, y a pesar de este beneficio Lesvy no estaba inscrita actualmente en la UNAM, “no por falta de capacidad, no por falta de brillantez”, sino porque se preparaba para presentar su examen.
“Trabajó en una cafetería y no como mesera, como lo señalan despectivamente, sino para cursar idiomas. Mi hija prácticamente dominaba el inglés, el francés, el italiano, el rumano, catalán. Ella decía que quería salir de aquí y quería estar en otros lados; ella me decía: ‘mamá, yo voy a ser ciudadana del mundo, yo voy a ser patita de perro porque yo quiero estar allá, fuera del país’”.
Lesvy estaba acostumbraba a pasear a su perro (el “Tío Michael”, como ella lo nombró) por Ciudad Universitaria, porque vivía cerca.
A la joven le gustaba pintar y participaba en los concursos de cuento. “Díganme si alguien con su preparación y su capacidad podría ser adicta o alcohólica”.
Reiteró su descontento con las opiniones negativas en redes sociales y entre algunos reporteros que explicaron la versión de la Procuraduría capitalina: “Y no conformes con que que filtró información, y no conformes con que no quisimos hacer declaraciones porque estábamos en un momento de mucho dolor y no lo respetaron, para distorsionar y para ganar dinero (…) si uno estando vivo en este país no tiene voz ni voto, más siendo mujer, siendo pobre y siendo indígena, imagínense la gente que ya no está con nosotros”.
En un principio, la Procuraduría capitalina difundió el nombre de la víctima como “Lesby”, luego la UNAM dio a conocer que el nombre de la joven era Lesvy Berlín Osorio Martínez, pero el nombre real y correcto de la joven es Lesvy Berlín Rivera Osorio.
Su madre llamó a respetar la memoria de Lesvy y a entender sus actividades “como cualquier joven”. Expuso el ejemplo de que hay políticos que, incluso, consumen alcohol y no por eso son alcohólicos.
Del rector de la UNAM, Enrique Graue, reconoció que haya recapacitado y rectificado sobre el caso y pidió que se diga siempre la verdad.
Desde las 14:00 horas, un cuantioso contingente de universitarias salió de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales para caminar hacia el lugar donde se encontró el cuerpo de Lesvy, entre el Instituto de Ingeniería y la Facultad de Química, para colocar una ofrenda de flores y veladoras, y dedicarle un minuto de protestas, “porque ya no queremos más silencio, ya no queremos que nos callen más”, expresaron las jóvenes, entre consignas.
Finalizaron la marcha en la plaza de Rectoría, donde llamaron a la UNAM a terminar con la inseguridad y los feminicidios.
dgp