Aves ayudan a enfriar el Ártico
Las aves marinas migratorias contribuyen a enfriar la región del Ártico, en donde anidan cada año durante el verano, según una investigación que encontró que su excremento es rico en amoniaco y tiene un efecto refrigerante en la atmósfera. Un equipo de científicos canadienses y estadounidenses estudiaron el guano, que es el sustrato resultante de […]
Las aves marinas migratorias contribuyen a enfriar la región del Ártico, en donde anidan cada año durante el verano, según una investigación que encontró que su excremento es rico en amoniaco y tiene un efecto refrigerante en la atmósfera.
Un equipo de científicos canadienses y estadounidenses estudiaron el guano, que es el sustrato resultante de la acumulación masiva de excrementos de aves marinas, sobre las rocas en el Ártico y se sorprendieron con su hallazgo.
La investigación, publicada en la revista “Nature Communications”, expuso que la región del Ártico es vulnerable al cambio climático y capaz de afectar el clima global. El ambiente del verano Ártico es prístino y fuertemente influenciado por las emisiones regionales naturales, relacionados con las partículas atmosféricas y las nubes.
Betty Croft, de la Universidad de Dalhousie, Canadá, primera autora del estudio, señaló que la investigación se enfocó en los efectos del amoniaco sobre la creación de un tipo particular de nube baja que puede rebotar la luz del sol hacia el exterior y, por tanto, alejarla de la tundra. Las aves están involuntariamente ayudando a mantener una temperatura menos elevada gracias a que sus excrementos fomentan la aparición de las mencionadas nubes.
Hasta ahora, no se había hecho una conexión entre tales excrementos y cambios de temperatura. Durante un viaje al Ártico canadiense, los investigadores recolectaron muestras de aire para su estudio.
En el análisis de estas muestras, los investigadores encontraron que durante ciertas épocas del año (cuando estaba por encima de la congelación), hubo un notable aumento de los niveles de amoníaco.
En la investigación encontraron que el guano de las aves marinas es rico en amoníaco, el cual es un factor clave que contribuye a explosiones de partículas de nueva formación, que se observan cada verano en la atmósfera cerca de la superficie en Alert, Canadá.
Greg Wentworth, uno de los autores desde la Universidad de Toronto, comentó que las investigaciones lograron explicar los picos anuales en las partículas de amoniaco en este temporada.
Inicialmente pensaron que el amoníaco venía del mar. El siguiente candidato más obvio fueron los animales que viven en esos lugares; la elección lógica para el estudio fue la migración de aves debido a su enorme número.
Utilizando simulaciones de modelos, combinados con las observaciones de la atmósfera en el verano, el equipo encontró que las emisiones de amoniaco a partir del guano desatan una ráfaga de partículas a la atmósfera.
Una vez que pasa el aire, el amoniaco interactúa con ácido sulfúrico y agua, formando partículas que se convierten en el núcleo en torno al cual se condensa el agua, dando origen a las nubes, explican los investigadores.
Se trata de un efecto regional significativo a través del Ártico, destacan los científicos, aunque no puede ser lo suficiente como para contrarrestar el calentamiento global en curso, reconocen.
Los investigadores no están sugiriendo que persuadir a más pájaros a emigrar al Ártico cada año puede retardar la fusión del hielo, pero señalan que su trabajo destaca cuán complejo es el ecosistema global y cuántos factores contribuyen a su estado actual.